PANDORGO 2022

PANDORGO 2022

PANDORGO
DULCINEA
Carlos Lillo Talavera
María del Hierro Ayala
DAMAS
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NO HAY DAMAS
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CURRÍCULUM DEL PANDORGO

Don Carlos Lillo Talavera nació en Ciudad Real el 9 de Marzo de 1981, en plena Cuaresma como no podía ser de otra manera, llamado a ser cofrade y una persona muy conocida y querida por el vecindario de la ciudad, donde siempre ha residido y está profundamente arraigado.

De origen perchelero, inició su formación en el Colegio Alfonso X, El Sabio, cursando más adelante sus estudios primarios y secundarios en el Colegio Nuestra Señora del Prado “Marianistas”. Posteriormente, se matriculó en la Universidad de Castilla – La Mancha en la carrera de Derecho y, tras licenciarse, lleva ejerciendo la abogacía como jurista desde el año 2004, con despacho profesional propio abierto en el centro de Ciudad Real, donde en la actualidad continúa trabajando como letrado.

Casado con Doña Gemma García López-Astilleros es padre de una niña llamada Claudia, a la que viene inculcando desde su nacimiento el amor por La Mancha y nuestra capital.

Es hermano de las Hermandades de Semana Santa de Ciudad Real del Prendimiento, Las Penas, La Flagelación, El Cristo de la Caridad y el Nazareno.

Desde su juventud ha participado activamente en todas ellas, bien como costalero o bien como miembro del cuerpo de capataces, llegando a ser Vicepresidente de la Comisión Permanente de la Asociación de Cofradías de Ciudad Real.

Es uno de los fundadores de la Agrupación Musical “Santo Tomás de Villanueva”, corporación musical que tiene más de 20 años de historia y ha sido pregonero de la Hermandad de la Flagelación y del Acto de Exaltación a la Saeta de la localidad de Miguelturra.

Es también uno de los directores del programa radiofónico Paso a Paso de la emisora Onda Cero Radio.

Y, como no podía ser de otra manera, es hermano de la Ilustre Hermandad de Nuestra excelsa Patrona, la Virgen del Prado.

Además, desde el año 2017, es socio de la Asociación Cultural Venta de Borondo y Patrimonio Manchego, cuya finalidad es la investigación, divulgación y salvaguarda de las construcciones arquitectónicas naturales y propias de La Mancha.

Don Carlos Lillo Talavera es amante de lo quijotesco y cervantino, derrocha amor por Ciudad Real, su historia, sus costumbres, tradiciones y leyendas. Conoce a la perfección todos los rincones de la ciudad y el calendario de efemérides de la misma.

Desde su más tierna infancia ha venido y viene participando en la Fiesta de la Pandorga, tanto en la Ofrenda a la Virgen del Prado como en el Concurso de Limoná, demostrando continuamente el sentimiento que le une a Ciudad Real y que comparte con su familia y amigos.

SALUDO DEL PANDORGO AL PUEBLO

Excelentísima Alcaldesa y Concejales del Ayuntamiento de Ciudad Real,

Autoridades civiles, militares y eclesiásticas,

          Hermandad de Pandorgos,

          Asociación de Dulcineas y Damas Manchegas,

          Dulcinea 2022,

          Asociaciones Culturales y Peñas de la ciudad,

          Familiares,

          Amigos,

          Pueblo de Ciudad Real

          Hoy es un día grande para todos. Para mí que se me proclama Pandorgo y para vosotros que vais a disfrutar de la fiesta más grande de la ciudad, porque la Pandorga es vuestra, es nuestra, es de todos, es de Ciudad Real. Vividla.

          Yo soy el mero representante y sois todos vosotros quienes me habéis hecho Pandorgo. Vosotros porque vuestras muestras de cariño y afecto hacia mi persona, no sólo este año, sino desde hace varios atrás, me han traído hoy hasta aquí.

Siempre me habéis visto involucrado en la ciudad, en sus tradiciones, en sus costumbres, en sus celebraciones y muchos me habéis dicho: Carlos, debes ser Pandorgo. Y aquí estoy rodeado de todos vosotros.

Espero representaros del mejor modo posible y que os sintáis orgullosos de mí igual que yo lo estoy de vosotros, de nuestra ciudad y de nuestras raíces manchegas.

Gracias, Ciudad Real. Gracias.

Debo agradecer a mi amada Agrupación Musical Santo Tomás de Villanueva el haber presentado mi Candidatura a Pandorgo. Sin ellos gran parte de mi vida no sería cómo ha sido y cómo es. ¡Qué cantidad de recuerdos, de vivencias y de amistades! Sois muy grandes.

Gracias también a la Hermandad de Pandorgos por haberme elegido, acogido y recibido del modo que lo ha hecho: siempre con una sonrisa, con una mano tendida y con un abrazo que rezuma tradición y mancheguía.

Hoy paso a formar parte de vosotros. Vosotros ya formáis parte de mí desde que era niño.         

Mi agradecimiento también a todos los amigos y familiares que siempre me han regalado buenos ratos en torno a un lebrillo de limoná y una sartén de migas, hablando y charlando de La Mancha, de sus gentes, de sus modos de vida y esta villa noble, buena y entrañable que fundase el Rey Alfonso X, el Sabio y que el Rey Juan II diera el título de ciudad.

La Pandorga es la fiesta grande de Ciudad Real, sin duda. Basta ver la alegría que rezuman las calles, las caras de felicidad de los ciudadrealeños y el entusiasmo con que mayores, jóvenes y niños viven estos días.

La ciudad se plaga de pañuelos de hierbas y las palabras zurra, limoná, ofrenda y Virgen del Prado están en boca de todos. Pero la Pandorga es más. Es mucho más.

Es nuestra esencia, nuestra tradición, nuestra costumbre y nuestra génesis de manchegos.

Es cuando llega el estío y, justo en mitad de la canícula, cuando se confunden Julio y Agosto, Ciudad Real palpita y se llena de júbilo y sonrisas.

Es un eterno Viernes donde los sueños brillan más y Don Quijote y Sancho Panza corren aventuras sin par.

Es donde los olivos, las viñas y el cereal están representados en una seguidilla y en un fandango.

Es donde la lumbre, las trébedes y las sartenes sacian el buen yantar de estos lugares y sus gentes.

Es el momento en que nuestros abuelos nos cuentan que ya ellos celebraban esta fiesta y se les humedecen los ojos cuando se anudan su pañuelo al cuello.

Es donde en un rincón de nuestra alma, cuando estamos lejos, nos llama nuestra Ciudad Real querida con las campanas del Prado y acudimos a su vera al amparo de Nuestra Patrona.

Todo eso es la Pandorga.

Yo llevo viviéndola así desde niño. Y así quiero seguir. Fraguando recuerdos en torno a su celebración de modo tal que cuando cierro los ojos por un instante y pienso en ella, veo en mi interior esas imágenes que el cerebro repite y me invaden a iguales partes la nostalgia y el anhelo, mientras mi voz susurra Pandorga.

Esos recuerdos de mi tío Carlos contando como corría de joven en los toros de fuego…

Esos recuerdos de Anselma peinando a sus nietas y a mi hermana con el traje de manchega para salir en la ofrenda…

Esos recuerdos que ya brillan en el Barrio de los Remedios, donde, desde hace unos días Ángel está en el cielo…

Esos recuerdos que me pellizcan el alma y que hoy vengo a ofreceros.

Y esos deseos de que os empapéis de ella, que no seáis espectadores, sino partícipes en la fiesta.

Y que miréis al Camarín y os acerquéis a verla.

Allí está Nuestra Patrona y toda la Pandorga es por Ella.

          A ti, María, Dulcinea, te deseo un año precioso como representante de la mujer manchega. Estoy convencido de que lo harás y llevarás Ciudad Real por bandera.

          A mis padres y mi hermana, decirles que ya no es un sueño, que es una realidad soñada y no saben el repeluco que fue anudarles el pañuelo a la garganta como hijo, hermano y Pandorgo, con la voz entrecortada al ver cómo brillaban sus miradas… Sois mi familia y no me salen más palabras.

          A mi mujer y mi hija, además de quererlas debo darles gracias por aguantar mis Manchegas maneras y todo lo que ello conllevan. Sin vosotras nada sería posible. Siempre os quiero a mi lado. 

          Y a ti, ¿qué decirte?

          Te he dejado para el final y se me emociona la voz. Tú lo sabes bien y desde el Cielo de tu Almagro y mi Perchel lo estás viviendo. Te llevo en el cinturón, en mi pañuelo, en mi alma y en mi corazón.

          Hoy el cielo de la calle Calatrava sonríe y huele a limoná.

          Tiene color azul como los ojos de la Virgen del Prado y entre las nubes se aprecia un pañuelo de hierbas...

          Lo hemos hecho, Lela.

          Soy Pandorgo.

          Te quiero.

¡Viva Ciudad Real!

¡Viva la Pandorga!

¡Y viva la Virgen del Prado!

OFRENDA A LA VIRGEN DEL PANDORGO

Ea, Madre, ya estoy aquí.

¿Cuántas veces soñé el momento?

¿Cuántas veces te lo pedí?

Hoy se cumple mi sueño

y vengo a hablarte y recitarte

siendo la voz de mi pueblo

que ha venido a recordarte

y a proclamarte de nuevo,

a través de mi garganta,

que eres Reina y capitana

de estas tierras de la Mancha.

 

Te veo en las siegas del campo,

en las lindes y en los majuelos.

Te veo en las viñas floridas

y en los olivares nuevos.

Te veo en las risas de los niños

y en la emoción de los abuelos.

Te veo en las espigas del trigo

y en el quiebro de un sarmiento.

Te veo morena y lozana,

mujer, Madre y protectora

de esta ciudad que te aclama

y de la que fuiste su fundadora.

En ti todo cobra sentido,

Tú iluminas esta villa

cuando está el cielo adormecido

y queda apagado el candil,

a través de tus ojos celestes

se produce la maravilla

de poder verte en el Camarín,

pues eres Tú, Soberana,

la luz de principio a fin.

 

Hoy vengo a rezarte

con el cargo que Tú me has dado:

ser el Pandorgo de Hogaño.

Acabo de ser nombrado

y vengo a tus plantas, Señora,

a darte gracias y ofrecerte

todos los frutos y flores

que se han cosechado en tu nombre.

Y vengo también a pedirte

por estas gentes de bien,

dales agua para sus campos,

dales por finca un edén

dales protección y cobijo,

te lo suplico también.

Que siempre vean en tu ofrenda

que eres Madre de verdad

y la Pandorga es una fiesta

de ofrecer y celebrar

donde también cabe pedir,

agradecer y suplicar.

Ya aguardan los lebrillos

con rica y fresca limoná,

ya juguetean los chiquillos

en torno a la Catedral.

Están empezando los bailes

y me tengo que marchar

pero déjame decirte Reina,

de esta ciudad sin par,

que eres lo más grande

que hay en Ciudad Real.

Y es por eso, Madre mía,

que al mirar el cielo abierto

veo tu mirada infinita

y se refleja mi pensamiento,

ese mismo que hoy pregono

y lanzo a los cuatro vientos:

Tu nombre va bordado

en las hierbas de un pañuelo

que blanco, azul y anudado

simboliza en esta tierra…

¡¡Viva la Virgen del Prado!!